Para la mujer destacarse en la sociedad siempre
ha sido un reto de innumerables esfuerzos personales, si además hablamos de una
mujer del siglo XIX en Cuba, entonces el reto es aún mayor, por
ello se me hace un regalo llegar hasta esta mujer cubana de voluntad enorme que
además de ser la primera graduada universitaria de Físico-Matemática y de Medicina
en Cuba, se graduó en la universidad de la vida en la que ejerció como madre,
esposa y benefactora de los pobres en una época marcada por la supremacía del
hombre en la sociedad.
Laura Martínez Carvajal nació en la Habana el
27 de agosto de 1869, hija de una familia española adinerada a los 14 años se
matriculó en la Universidad de la Habana en las carreras de ciencias
Físico-Matemáticas y Medicina. A pesar de la adversidad y los prejuicios
sociales, esta mujer destacó por su inteligencia y se ganó el respeto de sus
compañeros al estudiar las dos carreras de manera simultánea con resultados
siempre de excelencia y notable, todo su empeño y perseverancia se materializaron
en 1889 al recibir el título de Licenciado en Medicina y Cirugía, luego de
haber recibido el Título de Físico-Matemática un año antes.
Luego de obtener su Doctorado Laura se casó con
el Gran Oftalmólogo Enrique López Veitía quien fuera el promotor de los Congresos
Médicos en Cuba, esa unión la convirtió además en la compañera de la vida en la
ayudante principal, asistiendo a numerosos Congresos y colaborando en
publicaciones especializadas con trabajos como Notas fisiológicas”,
“Observaciones clínicas”, “Ocular leprosy”, así como en los tres volúmenes de
“Oftalmología clínica”. De esta manera, Laura no sólo llega a ser la primera
mujer médico de Cuba, sino que también se convirtió en la primera oftalmóloga del
país.
Del matrimonio son fruto 7 hijos a los que
Laura siempre cuidó y educó con dedicación, sin abandonar nunca su profesión.
Fue una científica con predilección por las artes plásticas, la música y la
literatura, practicaba el cultivo de injertos a partir de su afición por la
botánica que le hicieron obtener nuevas variantes de jazmines y rosas. Estudió
pintura e ilustró sus libros y un Atlas de Fondo de Ojos.
Fue una consagrada a sus pacientes, luego del
fallecimiento de su esposo adquirió una finca en el Cotorro a la que denominó “El
Retiro” donde construyó una escuela para niños pobres y donde se dedicó a la
Botánica. A los 72 años el 24 de enero de 1941 fallece a causa de tuberculosis.
Esa es en síntesis la vida de una cubana con
especial alcances en la ciencia y especialmente en la medicina, sin duda
una vida de inspiración y llena de la humildad y valores que trascienden en el
tiempo. Una cubana que nos hace reflexionar ante las dificultades de la
contemporaneidad, nos inspira a vencer con voluntad cualquier adversidad.
Fuentes:
www.ecured.cu
hojassdeprensa.blogspot.mx
www.lajiribilla.cu
www.radiohc.cu
! Que interesante!!!
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