jueves, 22 de agosto de 2013

El General de Tres Guerras: Quintin Banderas

Si algo nos enseñaron bien a los cubanos que iniciaron sus estudios primarios después de los años 60 del siglo pasado es el valor de los mambises, al menos para mí las clases de historia era como entrar al cine y ver batallas épicas de hombres sobre caballos donde blandir el machete y mantener sobre sus cabeza el sombrero de guano era un gesto como de divinidad, escuchar el llamado a degüello no parecía un acto terrible en el que valientes cubanos montados a pelo cargaban contra militares de academia o quintos españoles, cuando nos enseñaban las hazañas vividas en los campos cubanos donde agotadas las posibilidades de una independencia pacífica era necesario el coraje de la guerra, siempre destacaba la figura de Antonio Maceo, pero la historia de la manigua cubana es más que Los Maceo, es también la vida de muchos hombres anónimos y otros que como el Titan de Bronce hasta el último segundo de sus vidas fueron consecuentes con sus ideas como el General Quintin Banderas, quien el 23 de agosto de 1906 es asesinado, luego de haber luchado en casi todas las Guerras Mambisas y oponerse al gobierno de Tomás Estrada Palma.

José Quintín Banderas Betancourt quien nació, el 30 de octubre de 1834. Hijo de padres negros y libres. Su casa se identificaba con el número 6 en la calle Rastro entre San Antonio y San Ricardo, muy próxima del barrio de Los Hoyos en Santiago de Cuba.

Participó en numerosos combates en las tres guerras de independencia. En el año 1850, mostró las primeras inquietudes contra la dominación colonial y se vinculó con las actividades conspirativas junto a los coterráneos Hilario y Manuel Cisneros, José Valiente, Francisco Oberto, Pedro Santacilla, Cayetano Hechavarría y Francisco de Paula Bravo, Comandante retirado de las milicias venezolanas.

Durante la guerra de los Diez Años se unió a las fuerzas del General Donato Mármol en Palma Soriano y se incorporó a la Brigada de Cambute, dirigida por el General de Brigada Jesús de Jesús Pérez. El 13 de enero recibió el grado de Cabo, estando subordinado directamente al entonces Capitán Limbano Sánchez. En ese mes participó en la toma de El Cobre. Más tarde se encontraba entre los que apoyaron la expedición del vapor Perrit. Posteriormente recibió el ascenso a Sargento de 1ra.

En 1870 fue nombrado comisionado en las costas de Santiago de Cuba y sus alrededores, con grado de Alférez. Reincorporado a filas, intervino en los combates de Caoba, en agosto de 1871 Rejondón de Báguanos. Al año siguiente fue ascendido a Teniente y luego a Capitán. Se destacó en los combates de Tubacao, Sábalo, La Yaya, Hongolosongo, así como en el ataque a Guisa.

En su constante quehacer de insurrecto mambí, en noviembre de 1875 llegó a Las Villas como jefe de infantería de un contingente de orientales que, bajo el mando del General Manuel de Jesús Calvar, marchó a esa provincia para reforzar a las tropas invasoras del General Máximo Gómez. El dos de marzo de 1876 obtuvo el grado de Comandante.

En los nueve meses que permaneció en esa campaña participó, entre otras, en las acciones de Turiguanó, María Jigüe, Estero de Morón y el ataque a Ciego de Ávila. De regreso a la provincia oriental, se puso bajo las órdenes del Coronel Leonardo Mármol, quien le confió la misión de asegurar las comunicaciones entre Santiago de Cuba y el Cuartel General del Ejército Libertador.

El 15 de febrero de 1878, el General Antonio Maceo lo destinó al Regimiento de Infantería de Santiago con grado de Teniente Coronel. Participó en la Protesta de Baraguá, después de la cual intervino en algunas acciones combativas. Por último recibió la orden de custodiar al gobierno provisional de Manuel Calvar hasta su disolución, el 21 de mayo de 1875 en Loma Pelada. Capituló cuatro días después en el poblado de San Luis.

Fue protagonista, junto con Guillermón Moncada y José Maceo, de los sucesos del 26 de agosto de 1879 en las calles de Santiago de Cuba, los cuales dieron inicio a la Guerra Chiquita. En esta etapa sus principales acciones fueron las de Guisa, Auras, Manzanillo, Bueycito y Yabazón.

Concluida esta contienda partió para Jamaica en unión de Guillermón y José Maceo, el cuatro de junio de 1880. Violando las garantías ofrecidas por el régimen español, uno de sus cañoneros detuvo el vapor en que viajaban, ya en alta mar, y fueron conducidos a Puerto Rico. Luego los remitieron a España. Después de tres meses en la prisión de Cádiz, Quintín Banderas fue enviado al castillo de Mahón, en las Islas Baleares, junto con otros patriotas. Lo indultaron en 1886. En 1890 participó en la fallida conspiración conocida como La Paz del Manganeso.

Figuró entre los organizadores de la Guerra del 95 en la región de Santiago de Cuba, donde se alzó el 24 de febrero de 1895 con el mismo grado de Teniente Coronel con que terminó la Guerra del 1868.

Cuando la ocupación norteamericana el 15 de febrero de 1899 la Comisión Ejecutiva de la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana acordó reconocerle el grado de Coronel con fecha de antigüedad del 11 de julio de 1897, y el de General de Brigada desde el 21 de enero de 1895 y le reconoció, en sesión celebrada una semana más tarde, la antigüedad en el grado de General de División desde el 11 de noviembre de 1896.

Al concluir la Guerra de Independencia, debido a la oportunista intervención de las tropas estadounidenses en 1898, se radicó en la capital cubana y formó familia. El 27 de junio de 1901, con 68 años de edad, contrajo nupcias con la joven Virginia Zuaznábar y de dicha unión nacieron cinco hijos.

Durante la ocupación militar norteamericana y en los primeros años de la República sufrió las consecuencias del desempleo y la discriminación racial. En esa época, el 19 de agosto de 1906 se alzó contra la reelección del presidente Tomás Estrada Palma, sus principales acciones consistieron en el asalto al tren Habana-Guanajay y la requisa de armas y víveres en las zonas de El Cano, Wajay y Arroyo Arenas.

El destacado General de División mambí, Quintín Banderas como consecuencia de una delación, es sorprendido por fuerzas del gobierno de Tomás Estrada Palma y asesinado el 23 de agosto de 1906.

Quintín se refugiaba en la finca “El Garro”, situada entre Arroyo Arenas y El Cano. Con un trabajador de la hacienda le envió una carta al propietario para que solicitara un salvoconducto al Gobierno. Los soldados de Estada Palma, rodearon el sitio y se detuvieron ante Quintín quien les dijo sonriente: “¡Esto se acabó ya, muchachos! ¡Yo sabía que ustedes venían a buscarme con el papel del gobierno!".

Tras escuchar la orden de darle muerte se encaró con los asesinos les recordó que venía luchando por la libertad de Cuba desde 1851. Entonces le dieron un tiro y lo cubrieron a machetazos, luego dispararon infinidad de tiros al aire para simular un combate. La tradición oral afirma que el cuerpo del General recibió cuatro balazos y siete heridas de arma blanca, una de ellas en pleno rostro.


El presidente Estrada Palma prohibió enterrarlo en tumba propia y que se le colocaran flores y se ordenó luego arrojarlo a una fosa común. El Padre Felipe Augusto Caballero colocó sobre la tumba su propio epitafio para identificarla y luego se lo comunicó a la viuda de Quintín con las siguientes palabras: “Ese es mi nombre, señora. Se ha hecho justicia con el general. Sus hijos no perderán los restos de su padre".

No hay comentarios:

Publicar un comentario