jueves, 12 de septiembre de 2013

Regla en septiembre venera a la Virgen y recuerda a sus Mártires

A quienes estudiamos el preuniversitario en el IPU Onelio Dampiel de Regla y no éramos de la vecindad nos acercábamos a ese Municipio día a día e incorporamos su cultura como nuestra, paseábamos por el emboque para tomar la lanchita, nos sentábamos frente a la iglesia a la sombra de un enorme árbol y veíamos las ofrendas que los transeúntes dejaban a la Virgen, nos alistábamos a visitar el parque, los museos y el Liceo Artístico y Literario que fue inaugurado por José Martí en febrero de 1879, con estos antecedentes ilustres Regla se nos presentaba como un pueblo mágico en el que el olor a mar distingue la vida de todos. Pero Regla es un pueblo con historias que van desde el sincretismo y arraigo africano de Cuba hasta la ofrenda de vida de jóvenes durante la lucha previa al 1ro de enero de 1959, los hechos sucedidos el 12 de septiembre de 1958 vinculan al ultramarino pueblo de Regla con los predios de San Miguel del Padrón, es en la calle Rita No. 451 del reparto Juanelo que caen asesinados los “Mártires de Regla”, este hecho tiene su antecedente  el secuestro de la Virgen de Regla el 5 de septiembre de 1958 por el Movimiento 26/7 que por ese entonces contaba entre sus filas a los jóvenes Albero Álvarez Díaz, Leonardo Valdés Suárez, Onelio Dampiel Rodríguez y Reinaldo Cruz Romeo quienes fueron víctimas de una delación de uno de sus compañeros  que no resistió los embates de la tortura.

La lucha de estos jóvenes se va canalizando desde la repartición de propagandas subversiva, participación en manifestaciones de protesta, colocación de banderas rojinegras en distintos lugares del pueblo y en centros de trabajo, roturas de vidrieras, mítines de relámpagos, acopio y traslado de armas, prácticas de tiro, hasta caer de lleno, más directamente en la acción y sabotaje. Así llevaron a cabo quema de garajes en Regla y Guanabacoa, sabotajes al acto de toma de posesión como candidato a la presidencia de marques Sterling en la Artística Gellega, así como el baile de los 15 de la hija del Capitán de Ejercito que se celebrara en el Centro Español de Regla, donde de un botellazo tuvieron que romperle la cabeza a un chivatón que trató de identificarlos. Agentes sanguinarios y chivatos despreciables conocieron de la justicia revolucionaria a manos de éstos jóvenes.

El Liceo de Regla, fiel a su tradición resultó ser un importante centro de conspiración donde se reunían jóvenes con inquietudes revolucionarias y algunos ya integrantes del Movimiento 26 de julio, como es el caso de Alberto Álvarez Díaz, miembro de la Junta Directiva de esta sociedad y entrenador del equipo liceísta de básquet “La Rosa Blanca”.

Alberto, junto a un grupo de revolucionarios, organiza la acción más importante: el famoso secuestro de la Virgen de Regla, el 5 de septiembre de 1958, que ocultaron en Cojimar, acción que tenía como objetivo principal demostrar que el momento no era de celebraciones (las Fiestas Patronales se celebraban por esos días), sino de lucha contra la dictadura batistiana que estaba empeñada en dar una imagen de paz y tranquilidad para tratar de opacar la lucha insurreccional. La víspera del día 8, por la noche se llevó a cabo un plan de apagones y roturas de vidrieras. Esta acción generó un refuerzo de la acción represiva policíaca creándose el pánico en la población.

El ajusticiamiento del chivato Manolo, el relojero, llevado a cabo el día 11 por la noche ensoberbeció a la jauría que, frenética, invadió los alrededores con más de veinte perseguidoras. Ventura, el más sanguinario de todos, en gesto de impotencia por no poder dar con los autores de la acción revolucionaria detienen a Gilberto Soliguera, cuñado de Maño y que nada tenía que ver con los acontecimientos que estaban ocurriendo en el pueblo, se lo lleva a la plazoleta de Cojimar, y allí lo asesinan para después tirar su cadáver frente a la casa donde vivía el chivato ajusticiado. También detienen y se lleva consigo a otro sujeto conocido como “Popeye”, que horas antes pertenecía a la estirpe de revolucionarios y que por cobarde horas después entró a formar parte de los delatores y traidores.

Desde hacía 4 meses el grupo estaba instalado en el del Reparto Juanelo. En carta que Reinaldo escribe a un compañero días antes de su muerte, relata las penalidades, privaciones, las dificultades para pagar el alquiler, que un mes lo había resuelto la mamá de Alberto, que otro mes lo había liquidado con la venta de su reloj y para asegurarse alguna entrada para los meses siguientes se había lanzado a las calles de su pueblo acompañado de su pistola 45 para recabar la contribución de 50 centavos semanales entre los comerciantes conocidos.

El día 12 de septiembre, a las cuatro de la madrugada, tocan a la puerta del apartamento y se oye la voz que dice: “Soy yo, Popeye”. Al abrirse la puerta aprovecharon los esbirros para entrar y sorprender al grupo que allí dormía, además de estos jóvenes se encontraban Lydia Doce Sánchez y Clodomira Acosta Ferrales ambas combatientes y mensajeras del Ejército Rebelde. Después de brutal golpiza fueron acribillados a balazos Alberto Álvarez, 21 años de edad; Leonardo Valdés, 23 años; Onelio Dampiel, 22 años y Reynaldo Cruz, 20 años.

En las ropas de Alberto encontraron una poesía de Raúl Ferrer que en una de sus estrofas dice:

Mientras me quede una palabra, una mirada, un gesto
De ninguna manera me voy a descuidar
Porque quiero caer hacia mi pueblo,
y no quiero, y no puedo fallar

Así cayeron los inolvidables compañeros Albero Álvarez Díaz, Leonardo Valdés Suárez, Onelio Dampiell Rodríguez y Reinaldo Cruz Romeo, que con su dignidad y decoro, con su coraje y valentía quedaron unidos para siempre en las páginas de la historia que los convirtió en “LOS MÁRTIRES DE REGLA”.

Fuentes:
http://www.radiociudad.islagrande.cu/mihabana/municipios/regla.html
http://www.regla.sancristobal.cult.cu 
http://www.gabitogrupos.com/LACUBADELGRANPAPIYO

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