martes, 31 de diciembre de 2013

Heredia: Un poeta cubano, masón y exiliado.

Este año tuve un acercamiento singular a José María Heredia de la mano o mejor dicho de la pluma maravillosa de mi escritor cubano favorito Leonardo Padura, cuando me adentré en su libro "La novela de mi vida", su lectura fue la chispa para descubrir un cubano cuya obra es un legado que impresiona después de 200 años, conocer sus pasos por la masonería, su espíritu de independencia, sus amores, sus éxitos y sus abandonos fue un regalo y por ello quiero compartir este escrito que desde su tierra natal lo recuerda como uno de los excelsos hombre de Cuba.



José María Heredia y Heredia: la primera Historia Universal latinoamericana

EDUARDO TORRES-CUEVAS

El 31 de diciembre de 1803, en la ciudad de Santiago de Cuba, nacía José María Heredia. Su obra poética lo coloca como uno de los más grandes poetas nacidos en Cuba. Su Himno del Desterrado fue nuestro primer himno de combate anticolonialista.

Murió a los 35 años, en México. Durante el transcurso de su corta y huracanada vida, llena de angustias y ausencias, mantuvo un constante batallar por la independencia de su patria y por la de toda Nuestra América. Formado en el universalismo del naciente pensamiento cubano, del cual Félix Varela era el Padre Fundador, es uno de los más consecuentes creadores del movimiento de Liberación del Pensamiento de las ataduras medievales y coloniales y, a su vez, del Pensamiento de la Liberación Latinoamericana. Desde esa perspectiva surgió lo que José de la Luz y Caballero llamó "la idea cubana", la construcción intelectual de Cuba, inseparable de "la idea americana".

Conspirador desde sus 18 años, fue desterrado de Cuba y, después de cierto tiempo en Estados Unidos, reside en México donde desarrolla su obra y su accionar revolucionario como poeta, soldado, abogado, diplomático, periodista, magistrado, bibliotecario, juez, diputado en el Congreso del Estado de México. Apenas conocemos facetas profundas de nuestro Heredia. Están por recopilar y estudiar sus escritos políticos en México. Hoy, sin embargo, podemos mostrar una faceta poco conocida y no menos importante de nuestro Heredia, la de historiador.

En los fondos de la Colección Cubana de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, casi olvidados, se encuentran cuatro tomos que conforman una obra impresionante por su volumen y, más aún, por su intencionalidad. Sorprende su título, Lecciones de Historia Universal; y sus fechas, 1831 y 1832; y su autor, "el ciudadano José María Heredia". Está impresa en Toluca, México. A poco que uno se interna en la obra, se sorprende de la osadía del autor, de sus conocimientos y de sus intenciones.

Pero dejemos que sea el propio Heredia quien hable: "Convencido profundamente de que es importantísimo á la juventud el conocimiento de la historia, he lamentado siempre la falta de un libro elemental en nuestro idioma que pudiera servir de testo á un curso de este ramo" (se ha respetado la ortografía original, propia de las primeras décadas del siglo XIX).

Dedicada a la juventud mexicana, enfrentada ya a las divisiones y a las pretensiones de su vecino del norte, es conmovedora la última oración de la obra: "Si la posteridad concede un lugar entre ellos (Se refiere a los grandes escritores de Nuestra América) como poeta el autor de estas Lecciones, dirá que Cuba fue su pátria" (sic). A su madre le escribe: "Yo trabajo en una obra gitanesca (...) Es un Ensayo filosófico sobre la historia universal (...) Yo he querido presentar a la juventud de nuestros pueblos un cuadro moral de la historia, como deben verlo para que no emponzoñen sus mentes en esa caterva de escritores viles que han escrito crónicas absurdas dictadas por la superstición o el culto infame de poder (...) Ella impondrán silencio a los que dicen que sólo se hacer versos, y será la base más sólida de mi fama" (sic).

El Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México y la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, en el 210 aniversario del natalicio del poeta rescata para las presentes generaciones la que él consideró "la base más sólida" de su fama: su obra como historiador, dedicada a la juventud y complemento de la formación de un pensamiento propio.


A la obra filosófica de Félix Varela, a la científica y geográfica de Felipe Poey, a la pedagógica de José de la Luz y Caballero, a la histórica de Pedro José Guiteras y a la sociológica y política de José Antonio Saco se une no solo la del poeta Heredia, sino también la del historiador Heredia. La generación de 1868 fue la primera generación cubana que pudo contar con una sólida base intelectual para elaborar desde "la idea de Cuba" la liberación nacional que fue mucho más que un simple cambio de un estatus político. Fue la siembra creadora de la Cuba no solo soñada, sino también pensada.

jueves, 5 de diciembre de 2013

LA HABANA QUE SE ALZA ENTRE LAS PREFERIDAS


La Habana, de las sábanas blancas colgadas en los balcones, de los baches milenarios que pueden contar la gestas históricas de la nación, la que rejuvenece del tiempo y la desidia, tiene la magia de atrapar a turistas extranjeros y a los cubanos que la habitan y regalarle el premio de ser un destino deseado para perderse en sus calles y quedar atrapados en la maravilla de un sol irreverente y su olor a mar.

La Habana no es una megaciudad donde transitan limusinas, ni donde se abarrotan los autos a cada hora del día, es un museo rodante con los autos de más de un siglo que saludan a los autos del año, no es ni siquiera una de las ciudades más limpias del mundo porque sus calles ora viejas, ora renovadas no están preparadas para una población de dos millones de personas o las personas que la habitan no están preparadas para una ciudad donde predomine lo impecable, no es la ciudad de una arquitectura futurista, pues como señora de casi quinientos años, ha preferido como sus habitantes, el destino del más profundo mestizaje hasta su máxima expresión, transitando de lo Colonial y Barroco al Art Nouveau, Art Deco y Ecléctico, sin dejar de arroparse del Modernismo o la desarmonía de algunos barrios periféricos y no tan periféricos.

La Villa de San Cristóbal de los reyes españoles, la de la trata de esclavos, la de Pepe Antonio irrumpida por los Ingleses, la llave del golfo o del nuevo mundo, la de la bandera amenazada que viera Bonifacio Byrne, la que despidiera al exilio a sus hijos Heredia y Martí, la que consagrara al Ingeniero Don Francisco de Albear, la de las inspiraciones de Lecuona, la Ciudad de las Columnas de Carpentier, la bella Habana de la vida y los sueños del Caballero de París, la que nos regala Gutierrez Alea en Fresa y Chocolate, la de los chistes, la del Festival Internacional del Cine Latinoamericano o la novia eterna de Eusebio Leal. La Habana de la Giraldilla y el Morro, la Habana que aman los cubanos donde quiera que estén porque en ella están los sueños, los días vividos, los recuerdos y las nostalgias, esa Habana que nos espera cual Penélope a Ulises, patrimonio de todo el que la vive alguna vez y quedará prendado para siempre.

La Habana que está por descubrir y que hoy amanece premiada por Tryp Avisor (http://www.tripadvisor.es/TravelersChoice-DestinationsontheRise#1) una web que se dedica a promover viajes a través del mundo, un sitio que puede recomendar sin temor a equivocarse lugares paradisíacos como las Islas Seychelles o paradigmas turísticos como el París que describe Hemingway en su París era una Fiesta,  el Prague Astronomical Clock de la Plaza Vieja de Praga, o las Gemelas de Dubai, no se ha equivocado en absoluto como pueden pensar algunos que ven solo sombras en una Habana cálida, amistosa, en la que sus gentes andan azotadas por el sol; pero felices en su día a día.





viernes, 18 de octubre de 2013

Apostar por la naturaleza

Decir naturaleza es pensar en verde, azul o en tierra, apostar por la naturaleza es vivir una experiencia más que de colores, es sentir que cuando pones unas gotas de agua en una planta estas creciendo con ella, cuando salvas un pájaro herido y vuelve a volar lejos de ti estas volando con él, cuando lavas tu coche con cubeta y no con manguera o cierras la llave del agua mientras te cepillas los dientes, cuando recuperas todo lo que parece que ya no sirve estas dando una segunda vida a lo inservible al planeta y a ti. Aun si cada habitante del planeta hiciera un poco de estas cosas no sería suficiente para salvar este hogar de la desidia de la contaminación acumulada desde la era de la Revolución Industrial, intereses socioeconómicos, pero principalmente financieros son los mayores contaminantes en el mundo contemporáneo. Convenios, Tratados, Protocolos y cuanto instrumentos reconocido por la jurisprudencias nacionales e internacionales se evalúan, y se firman, pero al final del día vamos envejeciendo y más que eso, consumiéndonos en la polución del aire, de las ondas sonoras y hasta de la tecnología. Ningún ciudadano, ni rico, ni pobre, creyente o ateo, se salva de ser contaminado, ningún país por más que implemente mecanismos de protección alcanzará el ideal de conservar la naturaleza, por ello se agradece cualquier acción que redunde en conservar el mundo como lo conocemos.

Proteger a la naturaleza debe ser un valor más de la familia moderna, un valor que se le dé al hombre desde que nace, algo que lo acompañe como el idioma o la educación. La  generación de cubanos nacidos después de los 60 del siglo XX por alguna razón nos alimentaron el intelecto los programas educativos con muchas ciencias, historia, literatura sobre todo soviética, la cívica al parecer era cosa de casa, y si se une a esto que eran tiempos de menor fluidez de la información era un imposible crear una conciencia de los peligros de un inminente desastre a nivel global del medio ambiente, aunque por fecha tan temprana como 1961 se establecían a nivel de estado las primeras acciones para la recuperación de materias primas ejercidas fundamentalmente en el círculo reducido de las empresas creadas y dedicadas a ese giro, acciones de la población al respecto estuvieron limitadas prácticamente a la entrega de pomos, papel y cartón a los CDR, no es hasta 1981 que se promulga una Ley de Medio Ambiente, el país tiene toda una Estrategia de Desarrollo para el reciclaje al que se ha vinculado en los últimos tiempos el trabajador por cuenta propia, pero todo ello aún resulta insuficiente, ¿cómo reciclar con un aprovechamiento óptimo con tecnología no adecuada?, ¿será suficiente reciclar solo el 35% de los desechos que pueden ser reutilizables?  ¿cómo no contaminar en un país donde a pesar de existir instrumentos jurídicos  que regulan la protección del medio ambiente, los procesos constructivos no se hacen con todas las medidas de protección o donde más del 50% de los medios de movilidad han sobrepasado la obsolescencia de más de dos décadas?
En Cuba un país de vocación por el mejoramiento humano, por la educación y el bienestar de las mayorías bien podrían hacer programas en todas sus provincias de trueque de materiales reciclables por libros, entradas a espectáculos culturales o deportivos, plantas de ornato, donde participe activamente los ciudadanos, promover una cultura ambiental en centros de estudios, o laborales, a fin de que esa Sociedad Civil Cubana inmersa en la resolución de sus necesidades más inmediatas que tiene la percepción de que es el Estado quien tiene toda la responsabilidad de preservar el medio ambiente, derivado evidentemente de políticas incorrectas de concientización de un problema que es de todos, se incorpore de modo efectivo y consciente a salvaguardar ese patrimonio en peligro.


Hoy cuando la experiencia mundial de miles de ciudadanos con vocación ecologista se nos presenta en la prensa internacional con la defensa del Ártico, con las marchas contra las multinacionales que contaminan sin control, contra el uso indiscriminado de recursos no renovables, debemos sumar esfuerzos para no dejar en el desamparo ambiental a las generaciones venideras. El futuro debe ser gestionado desde el presente y los cubanos no debemos dejar pasar la oportunidad de preservar la belleza de nuestro hermoso espacio habitable.

miércoles, 16 de octubre de 2013

EL PAN NUESTRO DE CADA DIA.

El pan ha sido el único alimento en la dieta de muchos en el mundo, para los cubanos el pan es algo así como el componente mágico del día, un cubano puede no tener leche, jugo, frutas, huevos, pero un cubano no tener el pan del día es algo que lo convierte en un ser sin sustento. Si a algo es leal el cubano es al pan, ya sea el pan por la libre, el pan por la libreta, el pan en divisa, el pan de la bodega, el pan de la panadería, el pan de la Gran Vía, el pan de La Flora o el de Silvayn. La lealtad del cubano al pan trasciende las fronteras, si vas a trabajar o a visitar a tus familiares al extranjero las entradas a las panaderías foráneas te convierten en un espécimen, la variedad es tal que no te decides por ninguno, ni pan francés, ni italiano, ni croissant, ni cuernito, ni bolillo, ni danés, ni milongas, ni ciabatas, ni baguette, siempre terminas visualizando en tu mente la flauta crujiente o el pan blandito como le decían mis abuelos a la variante de pan suave.

Si de pan se trata para la historia de nuestra isla empieza con los indios que consumían de preferencia el casabe de yuca o la tortilla de maíz, el consumo del pan cubano pasa por la llegada del pan con levadura traída por los españoles, la influencia de los panes kosher sin levadura de los emigrantes judíos y la más autóctona manera de hacer panes sin marcas ni nombres por los maestros panaderos cubanos en los más recónditos o hermosos lugares de la isla.


En la internet pululan recetas de pan cubano, ninguna se acoge a la más absoluta verdad, porque la verdad verdadera del pan nuestro de cada día es como descifrar una profecía de Nostradamus. 

lunes, 7 de octubre de 2013

Cubana Flight 455, hay quien espera por la justicia.

Güira de Melena, Escuela Secundaria Básica en el Campo "Juan Manuel Marquez" una escuela ubicada a escasos dos kilómetros del centro del pueblo, recién estrenada en los últimos días de agosto de 1977 donde se acomodaron en sus albergues adolescentes de  varios municipios de la Ciudad de la Habana y unos pocos de San Antonio de los Baños, Batabanó y el propio Güira, allí habían llegado a estudiar, trabajar y crecer como hombres nuevos, como hombres y mujeres liberados de sus familias, como hombres y mujeres que tenían que vivir el resto de sus años sin muñecas, ni carritos, ni aviones de juguete, a pesar de que no se habían despojado aún de la inocencia de una cercana niñez. Allí habían niñas que no imaginaban que en poco tiempo sus cuerpos cambiarían y tendrían su primera menstruación, que los niños no tenían aún el primer pelo en su cara, lo que los  definía como imberbes, aun así todo era bullicio y energía, se empezaban a conocer esos seres con la mayor naturalidad y algunos recelos, creados por las pequeñas diferencias que dejaban ver las posibilidades económicas de quienes llegaban con sus bolsos de tela o sus maletas de madera con candados de procedencia rusa naturalmente.


Habían pasado los días del ordenamiento de aulas, albergues, de conocer los reglamentos, los horarios de docencia, deportes, jornadas de labores agrícolas, elecciones pioneriles y todo funcionaba como se esperaba de un centro educativo como aquel, era el 6 de octubre de 1977 dia nublado y hasta frio en la mañana en aquella lejana escuela al campo, era un día en el que en el matutino se hablaría de un Acto Terrorista, en el que un año atrás habían perdido la vida 73 personas, la mayoría de ellos cubanos, todo transcurrió como estaba previsto por el grupo convocado a hacer el coro de esa mañana en la que se mencionarían los nombres de los caídos y todos los presentes responderían PRESENTE, como prueba de que para siempre cada cubano tendría en su corazón a aquellos inocentes hombres y mujeres víctimas del peor ensañamiento que puede tenerse contra un pueblo y de una acción cobarde que dejaría a algunos sin poder vivir ya para siempre con sus padres otros sin llegar a serlo.

Ese día de las filas de estudiantes salió una niña pecosa, sentida y llorando, una profesora la acompañó a sentarse en el pasillo central a una esquina de la entrada del comedor donde comenzaban a florecer algunos helechos y flores en macetas enormes. Mientras continuó y hasta que terminó el matutino con toda la carga emotiva que con esmero prepararon los de un grupo de 7mo grado al cual pertenecía, y que concluyó con la frase inolvidable pronunciada por Fidel un año antes en la Plaza de la Revolución “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”, aquella niña acompañada de la profesora no podía de dejar de llorar. Muchos de los que abandonamos la explanada del acto en busca de las aulas, pasamos por su lado y pensábamos que se trataba de un dolor físico que podía ser pasajero, muy lejos estaba de imaginar que no era un dolor físico, era un dolor mucho más profundo, era el dolor de una perdida irreparable que le estábamos recordando y que por el resto de vida tendría que recordar, esa niña triste era la hija de Carlos T. Conquero Perdomo Ingeniero de vuelo del Avión 455 de cubana de Aviación, Idania era su nombre y fue mi compañera de cubículo durante tres años, era una chica muy inteligente, pero siempre triste. A la edad de 11 años había perdido a su padre, le habían quitado la oportunidad de compartir las tardes de domingo en la recogida del parque de 15 y 16 en el Vedado, de bailar con él el vals de sus quince años, de acompañarla en su día de casamiento o de ver jugar a su hijo con su abuelo, estoy segura que aquel día de octubre del 77 el dolor de Idania no podía calcular eso, como no podía yo entender cuando un año atrás hacía una larga fila en la plaza de la revolución tomada de la mano de mi abuela y pasábamos ante la sala donde estaban los féretros con los restos del siniestro, y habían pasado horas de espera y el paso final era rápido y veías a todas las personas afligidas. Después de esos días quienes compartíamos con la hija del Instructor de vuelo no éramos los mismos, habíamos empezado a crecer y a entender que la vida dentro de la isla siempre estaría amenazada por un odio enfermizo con el cual no teníamos responsabilidad, pero para el cual teníamos que prepararnos. La historia se fue conociendo y con más dolor que el que sentimos en aquellos momentos del impacto inicial hemos vivido la impunidad de los autores del destrozo, algo que parece inconcebible pero la certeza se pasea con nombre y apellidos por las calles siempre veraniegas de Miami sin el más mínimo pesar de conciencia. Cuando llega octubre y se recuerda a quienes ya no están en sus familias como consecuencia de la intolerancia y el odio, siempre pienso en esa niña pecosa y triste que debe ser una mujer que espera por la justicia.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Regla en septiembre venera a la Virgen y recuerda a sus Mártires

A quienes estudiamos el preuniversitario en el IPU Onelio Dampiel de Regla y no éramos de la vecindad nos acercábamos a ese Municipio día a día e incorporamos su cultura como nuestra, paseábamos por el emboque para tomar la lanchita, nos sentábamos frente a la iglesia a la sombra de un enorme árbol y veíamos las ofrendas que los transeúntes dejaban a la Virgen, nos alistábamos a visitar el parque, los museos y el Liceo Artístico y Literario que fue inaugurado por José Martí en febrero de 1879, con estos antecedentes ilustres Regla se nos presentaba como un pueblo mágico en el que el olor a mar distingue la vida de todos. Pero Regla es un pueblo con historias que van desde el sincretismo y arraigo africano de Cuba hasta la ofrenda de vida de jóvenes durante la lucha previa al 1ro de enero de 1959, los hechos sucedidos el 12 de septiembre de 1958 vinculan al ultramarino pueblo de Regla con los predios de San Miguel del Padrón, es en la calle Rita No. 451 del reparto Juanelo que caen asesinados los “Mártires de Regla”, este hecho tiene su antecedente  el secuestro de la Virgen de Regla el 5 de septiembre de 1958 por el Movimiento 26/7 que por ese entonces contaba entre sus filas a los jóvenes Albero Álvarez Díaz, Leonardo Valdés Suárez, Onelio Dampiel Rodríguez y Reinaldo Cruz Romeo quienes fueron víctimas de una delación de uno de sus compañeros  que no resistió los embates de la tortura.

La lucha de estos jóvenes se va canalizando desde la repartición de propagandas subversiva, participación en manifestaciones de protesta, colocación de banderas rojinegras en distintos lugares del pueblo y en centros de trabajo, roturas de vidrieras, mítines de relámpagos, acopio y traslado de armas, prácticas de tiro, hasta caer de lleno, más directamente en la acción y sabotaje. Así llevaron a cabo quema de garajes en Regla y Guanabacoa, sabotajes al acto de toma de posesión como candidato a la presidencia de marques Sterling en la Artística Gellega, así como el baile de los 15 de la hija del Capitán de Ejercito que se celebrara en el Centro Español de Regla, donde de un botellazo tuvieron que romperle la cabeza a un chivatón que trató de identificarlos. Agentes sanguinarios y chivatos despreciables conocieron de la justicia revolucionaria a manos de éstos jóvenes.

El Liceo de Regla, fiel a su tradición resultó ser un importante centro de conspiración donde se reunían jóvenes con inquietudes revolucionarias y algunos ya integrantes del Movimiento 26 de julio, como es el caso de Alberto Álvarez Díaz, miembro de la Junta Directiva de esta sociedad y entrenador del equipo liceísta de básquet “La Rosa Blanca”.

Alberto, junto a un grupo de revolucionarios, organiza la acción más importante: el famoso secuestro de la Virgen de Regla, el 5 de septiembre de 1958, que ocultaron en Cojimar, acción que tenía como objetivo principal demostrar que el momento no era de celebraciones (las Fiestas Patronales se celebraban por esos días), sino de lucha contra la dictadura batistiana que estaba empeñada en dar una imagen de paz y tranquilidad para tratar de opacar la lucha insurreccional. La víspera del día 8, por la noche se llevó a cabo un plan de apagones y roturas de vidrieras. Esta acción generó un refuerzo de la acción represiva policíaca creándose el pánico en la población.

El ajusticiamiento del chivato Manolo, el relojero, llevado a cabo el día 11 por la noche ensoberbeció a la jauría que, frenética, invadió los alrededores con más de veinte perseguidoras. Ventura, el más sanguinario de todos, en gesto de impotencia por no poder dar con los autores de la acción revolucionaria detienen a Gilberto Soliguera, cuñado de Maño y que nada tenía que ver con los acontecimientos que estaban ocurriendo en el pueblo, se lo lleva a la plazoleta de Cojimar, y allí lo asesinan para después tirar su cadáver frente a la casa donde vivía el chivato ajusticiado. También detienen y se lleva consigo a otro sujeto conocido como “Popeye”, que horas antes pertenecía a la estirpe de revolucionarios y que por cobarde horas después entró a formar parte de los delatores y traidores.

Desde hacía 4 meses el grupo estaba instalado en el del Reparto Juanelo. En carta que Reinaldo escribe a un compañero días antes de su muerte, relata las penalidades, privaciones, las dificultades para pagar el alquiler, que un mes lo había resuelto la mamá de Alberto, que otro mes lo había liquidado con la venta de su reloj y para asegurarse alguna entrada para los meses siguientes se había lanzado a las calles de su pueblo acompañado de su pistola 45 para recabar la contribución de 50 centavos semanales entre los comerciantes conocidos.

El día 12 de septiembre, a las cuatro de la madrugada, tocan a la puerta del apartamento y se oye la voz que dice: “Soy yo, Popeye”. Al abrirse la puerta aprovecharon los esbirros para entrar y sorprender al grupo que allí dormía, además de estos jóvenes se encontraban Lydia Doce Sánchez y Clodomira Acosta Ferrales ambas combatientes y mensajeras del Ejército Rebelde. Después de brutal golpiza fueron acribillados a balazos Alberto Álvarez, 21 años de edad; Leonardo Valdés, 23 años; Onelio Dampiel, 22 años y Reynaldo Cruz, 20 años.

En las ropas de Alberto encontraron una poesía de Raúl Ferrer que en una de sus estrofas dice:

Mientras me quede una palabra, una mirada, un gesto
De ninguna manera me voy a descuidar
Porque quiero caer hacia mi pueblo,
y no quiero, y no puedo fallar

Así cayeron los inolvidables compañeros Albero Álvarez Díaz, Leonardo Valdés Suárez, Onelio Dampiell Rodríguez y Reinaldo Cruz Romeo, que con su dignidad y decoro, con su coraje y valentía quedaron unidos para siempre en las páginas de la historia que los convirtió en “LOS MÁRTIRES DE REGLA”.

Fuentes:
http://www.radiociudad.islagrande.cu/mihabana/municipios/regla.html
http://www.regla.sancristobal.cult.cu 
http://www.gabitogrupos.com/LACUBADELGRANPAPIYO

martes, 10 de septiembre de 2013

La bandera más bella que existe


Los cubanos por lo general se sienten más cubanos cuando están fuera de la isla, quieren tomar café cubano venga de donde venga, fumarse un puro Cohíba aunque nunca hayan visto una vega de tabaco, degustar ron o prepararse los típicos tragos daiquirí, cuba libre o mojito para impresionar a un amigo de cualquier nación o para compartir en familia, oír los clásicos del son ya sea los ilustres del Buena Vista Social Club o los éxitos del Benny Moré, Bola de Nieve, Celia Cruz o Rita Montaner, para no hacer larga la lista porque si algo bueno tiene el caimán es que de la nada sale un buen artista y también sin previo aviso tan solo con una lata y palo se hace una sinfonía. Algo muy singular en los cubanos de extramuros que sin duda hace que todos sepan que son orgullosamente cubanos es el uso de la bandera, los portan en sus autos, o en sus casas siempre tienen el souvenir con esos colores que día a día le recuerdan su origen más que su acta de nacimiento. Los cubanos de intramuros que día a día se pasean por las calles que los vio nacer pasan frente a las escuelas o sitios públicos que ostentan la insignia nacional y están tan acostumbrados al símbolo que  no siempre se detienen en su belleza, le hablan a sus hijos de la bandera cuando las tareas escolares lo requieren y a veces sin querer obvian la hermosísima historia de la bandera de la estrella solitaria, de las inspiraciones foráneas y hasta místicas que hace más de siglo y medio la hicieran ondear por primera vez en la ciudad de Cárdenas, así pues, cuando aparecen en televisión o en la prensa noticias relacionadas con las actividades de la Asamblea Nacional pocos perciben la imagen de las dos banderas que presiden las sesiones parlamentarias, lo que sin dudas me aportó una reflexión especial respecto a nuestra hermosa bandera.

Cuando en algún lugar ondean varias banderas y reconocemos la nuestra entre ellas nos aflora una alegría especial, sabemos que no estamos solos por lejana o cercana de la latitud, particularmente los colores rojo, blanco y azul conforman muchas banderas, curiosamente es la combinación más común, de 196 países el 15% de ellos sus banderas se conforman con esos colores, por continentes América (Chile, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos, República Dominicana, Panamá, Paraguay y Puerto Rico), África (Liberia), Asia (Camboya, Corea del Norte, Myanmar, Tailandia y Taiwan  , Europa (Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Francia, Islandia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, República Checa, Serbia y Rusia), Oceanía (Australia, Nueva Zelanda y Samoa).

No es la bandera de la estrella solitaria la primera que ondeó en la isla, por razones obvias derivadas de la colonización española la primera bandera izada en Cuba fue la de los Reyes Católicos. Hasta 1707 cada nuevo monarca español se sirvió de su estandarte para representar el poder de la Metrópoli, pero a partir de ese año y hasta 1843 cumplió tal misión el de los Borbones, exceptuados los once meses de ocupación inglesa de La Habana (agosto de 1762-julio de 1763). Entre 1843 y 1898 fue la enseña encarnada y amarilla del estado español la que tremoló en los edificios públicos de Cuba.

No obstante, ya desde comienzos del siglo XIX surgieron otras no tan del gusto de los españoles y que no podían flamear libre y notoriamente. Entre ellas se cuentan la del independentista bayamés Joaquín Infante Infante; la de la Conspiración Soles y Rayos de Bolívar; la del Club Habana (asociación de criollos de ideas anexionistas) y la de la Conspiración Mina de la Rosa Cubana.

LA BANDERA DE NARCISO LOPEZ.

Cronológicamente le sigue la de Narciso López, con el tiempo devenida bandera nacional. Su diseño original y primera realización correspondió al poeta Miguel Teurbe Tolón. Nacido anexionista, el pabellón de la estrella solitaria fue purificado con pólvora y sangre durante las guerras de 1868 y 1895.
Esta bandera fue enarbolada por primera vez en Cuba por el General de origen venezolano Narciso López en la ciudad de Cárdenas, el 19 de mayo de 1850. La bandera nacional se izó antes que en Cuba en los EE.UU.

Cuenta la historia que se encontraba en la ciudad norteamericana de Nueva York, el General Narciso López, luchando por la gesta independentista de CUBA y cansado por sus trajines revolucionarios, se quedó dormido en un parque de dicha ciudad. Al despertarse miró al cielo y vio celajes azules y blancos conjuntamente con una mancha roja que producía el sol poniente. Una oscilante estrella brillaba al centro. Estos elementos completaban una feliz idea. Emocionado fue en busca de su gran amigo, Miguel Teurbe Tolón (poeta, patriota y dibujante) quien con las Ideas manifestadas por Narciso López, diseñó la bandera cubana, la que fue confeccionada en tela de raso por la prima y esposa de Teurbe: Emilia.

Tanto la bandera como el Escudo nacional fueron creados por la misma persona, Miguel Teurbe Tolón. Las especificaciones de diseño de ambos fueron establecidas por el primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, mediante Decreto, el 21 de abril de 1906 y han permanecido sin modificaciones desde entonces.
Significado de sus elementos: La estrella solitaria de cinco puntas representa la república libre, independiente y soberana que debía ser Cuba y a la unidad de los cubanos. El rojo, ubicado dentro de un triángulo en clara alusión al tríptico de los ideales franceses de: libertad, igualdad y fraternidad, alude a la sangre derramada en la lucha. Las franjas blancas a la pureza de los ideales y a la virtud de los cubanos. Las azules (por los tres departamentos en que se dividía en esa época Cuba: Occidente, Centro y Oriente), revelaban las elevadas y celestiales aspiraciones de los patriotas.

Su forma: Es rectangular, de doble largo que ancho, compuesta por cinco franjas horizontales del mismo ancho, tres de color azul turquí y dos blancas dispuestas de forma alternada. Un triángulo equilátero de color rojo en uno de sus extremos, uno de cuyos lados es vertical, ocupa toda la altura de la bandera y constituye su borde fijo. Dicho triángulo lleva en su centro una estrella blanca de cinco puntas, inscripta en una circunferencia imaginaria, cuyo diámetro es igual a un tercio de la altura de la bandera, con una de sus puntas orientada hacia el borde libre superior de la bandera.

LA BANDERA DE CÉSPEDES

Durante la primera de las contiendas mambisas, fueron camagüeyanos y villareños quienes hicieron tremolar la enseña de la estrella solitaria, pues el 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes y sus compañeros, al levantarse en Oriente, lo hicieron bajo otra. Ambas ondearon en los campos insurrectos.

Céspedes y varios de sus amigos de mayor confianza se dieron a la tarea de diseñar y confeccionar un estandarte que identificaría al movimiento insurreccional. En un primer momento, varios de los presentes propusieron que se adoptara la misma bandera que el venezolano Narciso López había izado en Cárdenas, en mayo de 1850. Pero fue el caso que, aunque todos conocían perfectamente los colores (rojo, azul y blanco), ninguno recordaba su diseño. Entonces, para resolver esta dificultad, e inspirándose en la bandera de la República de Chile, Céspedes propuso una nueva insignia, que tendría la misma forma de la chilena, pero con una disposición diferente de los colores. El rojo ocuparía, con el blanco, la parte superior, y el azul marino se extendería a lo largo de la inferior; situándose una estrella solitaria, blanca, en el centro del cuadro rojo.

Los motivos para escoger la bandera chilena no están claros hoy día. Existen varios elementos históricamente comprobados, como la célebre capacidad de previsión política de Céspedes y del Castillo, o el hecho de que existían relaciones estrechas entre importantes funcionarios del gobierno de la República de Chile y la Junta Patriótica de Cuba y Puerto Rico, organización revolucionaria en el exilio, en los meses previos al alzamiento de “La Demajagua”.

Existe la posibilidad de que el caudillo bayamés ya tuviera una idea clara de cuál debía ser la enseña del movimiento, escogiendo precisamente el estandarte nacional de Chile, por su diseño sencillo y apropiado a las leyes de la heráldica, con la única diferencia del cambio de lugar de los colores. Y se sabe, por testimonio directo de varios de los participantes en el pronunciamiento del 10 de octubre, que se encontraban presentes en el famoso ingenio “dos ciudadanos suramericanos”, cómplices de aquel trascendental acto revolucionario y el hecho de haber sido admitidos como testigos de la asonada revolucionaria es en sí mismo sintomático acerca de las conexiones de los patriotas isleños con sus hermanos del continente.

Se conoce que se confeccionaron 3 banderas:

La primera fue elaborada por la señorita Candelaria Acosta Fontaigne, en la noche del 9 de octubre de 1868, en el ingenio Demajagua, cerca de la ciudad de Manzanillo. La bandera fue cosida a mano, utilizándose como materiales partes de un mosquitero del ajuar de Céspedes, un vestido de Candelaria Acosta y hasta un velo que cubría el retrato de María del Carmen de Céspedes, difunta esposa de Carlos Manuel, que se hallaba en la sala de la casona del ingenio. Esta enseña era de forma casi cuadrada, pues medía 1.35 metros de largo por 1.30 de ancho. Candelaria Acosta era una joven campesina de 17 años de edad, piel blanca y pelo rubio platinado, natural del poblado de Veguitas, actual municipio Yara, e hija del mayoral del ingenio. Sus familiares y amigos solían llamarla por el apelativo de Cambula.

La segunda fue confeccionada por la señora Isabel Vázquez y Moreno, esposa del abogado bayamés Pedro Figueredo Cisneros, y por sus hijas Candelaria, Eulalia, Blanca, Eloísa, Piedad y María, en la tarde del 16 de octubre de 1868; en el ingenio Las Mangas, cerca de la ciudad de Bayamo. Esta bandera fue cosida también a mano, utilizándose para ello telas de los colores rojo, azul y blanco, que fueron compradas en Bayamo con ese fin expreso. Dicha enseña era de forma cuadrangular, pues medía 1.69 metros de largo por 1.32 metros de ancho; y estaba mejor terminada que la hecha por Candelaria Acosta en “La Demajagua”, debido a que la esposa y la hija de Figueredo eran mejores costureras que Cambula y dispusieron de más tiempo y materiales más apropiados. Candelaria Figueredo Vázquez, apodada “Canducha”, fue la encargada de entrar con esta segunda bandera a Bayamo, el día 18 de octubre, al comenzar el asalto a la ciudad por las tropas insurrectas. Canducha era una joven de 18 años, piel blanca y cabello oscuro. Ella fue la primera mujer que ocupó el puesto de abanderada de una tropa revolucionaria en la historia de Cuba.

La tercera Fue confeccionada por la señorita Felicia Marcé Castellanos, en su propia casa, en la ciudad de Bayamo, la tarde del 22 de octubre; por encargo directo de Carlos Manuel de Céspedes, que la necesitaba para una ceremonia de bendición que se realizaría en la Iglesia Parroquial Mayor, en presencia de las autoridades eclesiásticas, civiles y militares, y de todo el pueblo bayamés. Céspedes quería que esta versión tuviera las medidas correctas, de acuerdo con las leyes de la heráldica, pues las dos anteriores no las tenían. La enseña fue medida, cortada y cosida a máquina por la mencionada Felicia Marcé, con la ayuda del Coronel Carlos Manuel de Céspedes y Céspedes, hijo del jefe del levantamiento, quien llevó un compás para dibujar la estrella solitaria que se ubicaría en el centro del cuadro rojo. Esta última versión de la bandera cespediana medía 2 metros de largo por 1.50 metros de ancho, y fue la más perfecta de las tres. Felicia Marcé tenía 18 años de edad en ese entonces, y aunque no se cuenta con datos fidedignos acerca de su aspecto físico, cabe suponer que haya sido una mujer de la raza blanca.

RECONOCIMIENTO DE UNA SOLA BANDERA DE LA NACIÓN CUBANA

Es el 11 de abril de 1869, cuando durante la Asamblea de Guáimaro fue propuesto reconocer una sola bandera, pues una era la causa defendida en la manigua y una sería la República.

Los constituyentes votaron por la de Narciso López, pero acordaron que también la de Céspedes presidiera las sesiones de la Cámara de Representantes y se considerase parte del tesoro de la República.

Conquistada la independencia, pero bajo mediación norteamericana, los cubanos siguieron viviendo bajo un pabellón foráneo hasta el 20 de mayo de 1902. Ese día, junto al palo mayor del Castillo del Morro, al sonar la primera campanada del mediodía, se escucharon 45 salvas de artillería y acto seguido fue arriada el yanqui e izado el cubano. Diez minutos después se celebraba una ceremonia similar en el Palacio de los Capitanes Generales.

A menudo confeccionada bajo los avatares de la guerra o dificilísimas condiciones de clandestinaje, con los materiales que había a mano, los elementos de la enseña nacional tuvieron tantos diseños y proporciones como las circunstancias imponían (aunque siempre bajo una única concepción general), hasta que sus especificaciones oficiales fueron determinadas por el Decreto Presidencial número 154 del 24 de abril de 1906.

El acuerdo de que la bandera de Céspedes fuera considerada parte del tesoro de la República fue revivido el 2 de diciembre de 1976, en la sesión inaugural de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Hoy las dos enseñas presiden las reuniones del Parlamento cubano.

INSPIRACIONES DEL PABELLON DE LA ESTRELLA SOLITARIA

Si una emoción propicia la insignia cubana dentro o fuera de la isla es el de admiración y el ejemplo de esa admiración quedó marcado para siempre en la literatura, en el poema del matancero Bonifacio Byrne “Mi bandera” ...../¿Dónde está mi bandera cubana, la bandera más bella que existe?/……../¿No la veis? Mi bandera es aquella que no ha sido jamás mercenaria, y en la cual resplandece una estrella, con más luz cuando más solitaria.  Orgullosa lució en la pelea, sin pueril y romántico alarde; ¡al cubano que en ella no crea se le debe azotar por cobarde!/…… /Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día...¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía!..../, una joya de los más sinceros sentimientos de amor a los que la bandera de la estrella solitaria representa y de lo que es orgullo cada uno de los que hemos nacido -como diría Buena Fe- en ese chispazo de tierra en el mar.

Amar el símbolo más importante de nuestra nación es posible si le dedicamos un pequeño tiempo de nuestras vidas  a transmitir a nuestros hijos y a nuestros nietos el valor de la historia que le vio nacer y ondear para todos por siempre con la hermosura de sus colores y lo que representa.

Fuentes consultadas:



jueves, 29 de agosto de 2013

Marxismo del siglo XIX en Cuba: Enrique Roig San Martín

Enrique Roig San Martín sería el primer cubano dedicado a orientar al proletariado por el sendero de la lucha de clases. Divulgador de las ideas fundamentales de Carlos Marx, aunque no se le considera un marxista puesto que se adhirió a la corriente anarco-sindicalista del movimiento obrero español de la época. Nacido en La Habana el 5 de noviembre de 1843, se desempeñó durante su juventud como administrador de ingenios, y luego se hizo obrero tabaquero.
Su camarada Fermín Valdés Domínguez, médico y patriota, le llamaba “mi amigo del alma” y lo describía de alta estatura, abundante pelo y barba rubia, ojos pequeños y copioso bigote. Conocía el francés como su propio idioma y en su biblioteca se encontraban las obras más notables de literatos y filósofos.
Afiliado al Anarcosindicalismo, se hizo propagandista de esas ideas en la Isla. Colaboró en diversas publicaciones obreras, hasta que fundó El Productor, cuyo primer número salió a la calle el jueves 12 de julio de 1887.
Durante dos años, al principio semanalmente, después cada jueves y domingo, el periódico y su director se convirtieron en enemigos molestos para la España colonialista y la burguesía insular, ya fuera ibérica o criolla. Las autoridades integristas y algunos patrones pensaron incluso en la eliminación física del líder obrero.
Fabio Grobart, fundador junto a Carlos Baliño del primer Partido Comunista en este país afirmó que desde sus páginas: “Libró incontables batallas por la unidad y la organización de los trabajadores, el mejoramiento de sus condiciones de vida y de trabajo, el derecho a la huelga y por la formación de una conciencia internacionalista en el proletariado cubano”.
Su espíritu internacionalista se evidenció al encabezar una gran campaña a favor de los futuros mártires de Chicago y, aunque falleció meses antes, fue precursor de la primera jornada del Primero de Mayo en Cuba.
El Productor asumió la defensa de los ocho obreros procesados en Estados Unidos (1886-1887) y denunció el crimen legal que se preparaba, mediante artículos suyos y de otros autores cubanos y extranjeros.
No hubo para Enrique Roig omisión alguna en el camino que se trazó en defensa de todos los oprimidos por el régimen social imperante. “En las columnas de su valiente periódico se libraron las más porfiadas batallas en defensa de los obreros del campo y en los derechos reivindicativos de la atropellada raza de color”, afirmó Carlos Baliño.
Fue tan destacada la actividad de la publicación dirigida por Roig San Martín en la defensa de los obreros cubanos, que en 1888 la Junta Central de Artesanos de La Habana lo nombró su órgano oficial.
El Productor no sólo fue un medio de propaganda, sino también un instrumento de acción obrera. El rotativo monitoreó varias huelgas, entre ellas, la primera que se efectuó en el giro tabacalero y que fue ganada por los obreros en Diciembre de 1887. Enemigo de todo concepto de nacionalidad, fue al mismo tiempo promotor de solidaridad proletaria por encima de las fronteras. Conmemoró cada aniversario de la Comuna del París como fecha de todos los trabajadores del mundo.
Inmerso en su pasión por escribir a Roig San Martín nunca le amilanó su enfermedad, una Diabetes crónica muy difícil de tratar para la Medicina de la época. Aun así tuvo fuerzas para escribir ¡O pan o plomo!, publicado en la primera plana de El Productor, el 23 de junio de 1889 “Unidos luchemos en la reivindicación de los derechos usurpados, y opongamos el número al número, a la fuerza; frente a frente a la Internacional blanca, presentemos la Internacional roja”.
La España colonialista consideró dicho artículo una declaración de guerra y encarceló a Roig el 25 de junio. Tres días después, un amigo logró su liberación gracias al pago de una fianza de cinco mil pesetas. Pero el corto encierro quebrantó ya definitivamente su salud.
En la madrugada del 29 de agosto de 1889 dejó de existir Enrique Roig, el invencible campeón, el denodado adalid, el incansable defensor de los derechos obreros, como le calificaba la prensa proletaria de la época.

Fuentes:
http://www.perlavision.icrt.cu
http://www.ecured.cu
http://www.cialc.unam.mx 
http://www.ain.cu

martes, 27 de agosto de 2013

Las profesiones de Laura Martínez Carvajal: Fisico-Matematica, Medico Oftalmóloga, Madre, Esposa y Benefactora.


Para la mujer destacarse en la sociedad siempre ha sido un reto de innumerables esfuerzos personales, si además hablamos de una mujer del siglo XIX en Cuba, entonces el reto es aún mayor, por ello se me hace un regalo llegar hasta esta mujer cubana de voluntad enorme que además de ser la primera graduada universitaria de Físico-Matemática y de Medicina en Cuba, se graduó en la universidad de la vida en la que ejerció como madre, esposa y benefactora de los pobres en una época marcada por la supremacía del hombre en la sociedad.

Laura Martínez Carvajal nació en la Habana el 27 de agosto de 1869, hija de una familia española adinerada a los 14 años se matriculó en la Universidad de la Habana en las carreras de ciencias Físico-Matemáticas y Medicina. A pesar de la adversidad y los prejuicios sociales, esta mujer destacó por su inteligencia y se ganó el respeto de sus compañeros al estudiar las dos carreras de manera simultánea con resultados siempre de excelencia y notable, todo su empeño y perseverancia se materializaron en 1889 al recibir el título de Licenciado en Medicina y Cirugía, luego de haber recibido el Título de Físico-Matemática un año antes.

Luego de obtener su Doctorado Laura se casó con el Gran Oftalmólogo Enrique López Veitía quien fuera el promotor de los Congresos Médicos en Cuba, esa unión la convirtió además en la compañera de la vida en la ayudante principal, asistiendo a numerosos Congresos y colaborando en publicaciones especializadas con trabajos como Notas fisiológicas”, “Observaciones clínicas”, “Ocular leprosy”, así como en los tres volúmenes de “Oftalmología clínica”. De esta manera, Laura no sólo llega a ser la primera mujer médico de Cuba, sino que también se convirtió en la primera oftalmóloga del país.

Del matrimonio son fruto 7 hijos a los que Laura siempre cuidó y educó con dedicación, sin abandonar nunca su profesión. Fue una científica con predilección por las artes plásticas, la música y la literatura, practicaba el cultivo de injertos a partir de su afición por la botánica que le hicieron obtener nuevas variantes de jazmines y rosas. Estudió pintura e ilustró sus libros y un Atlas de Fondo de Ojos.

Fue una consagrada a sus pacientes, luego del fallecimiento de su esposo adquirió una finca en el Cotorro a la que denominó “El Retiro” donde construyó una escuela para niños pobres y donde se dedicó a la Botánica. A los 72 años el 24 de enero de 1941 fallece a causa de tuberculosis.


Esa es en síntesis la vida de una cubana con especial alcances en la ciencia  y especialmente en la medicina, sin duda una vida de inspiración y llena de la humildad y valores que trascienden en el tiempo. Una cubana que nos hace reflexionar ante las dificultades de la contemporaneidad, nos inspira a vencer con voluntad cualquier adversidad.  


Fuentes:
www.ecured.cu 
hojassdeprensa.blogspot.mx
www.lajiribilla.cu
www.radiohc.cu


lunes, 26 de agosto de 2013

Legado Monumental de JOSÉ RAMÓN LÁZARO BENCOMO (DELARRA)

No siempre se pueden hacer viajes en el que se combinen el placer y el conocimiento; pero cuando de enseñar a los hijos se trata no hay mayor satisfacción para un padre que encontrar los medios para hacerlo, así es como a finales de los 90s del siglo pasado emprendimos un viaje familiar por nuestro país gastando los recursos acumulados durante los tiempos del crudo período especial y alguna ayuda de remesas familiares para no perdernos el privilegio de poner sonrisas en los labios de nuestro pequeño príncipe y de su única prima, uno de los sitios visitados fue la provincia de Villa Clara donde se halla el imponente monumento escultórico al Ché, en este lugar hay una atmósfera de luto y jubilo a la vez, por más cálido que parezca el clima una brisa siempre te deja saber que estas en una isla, al entrar crees que sabes la historia, cuando sales te das cuenta que la historia es más grande que el conjunto monumental, un detalle que pasó desapercibido en esta visita o en este encuentro con los héroes que allí reposan, es el creador del Monumento al Ché, estoy segura que la guía del lugar lo mencionó pero solo lo percibimos como un detalle ante el cúmulo de hechos que siguieron en la explicación. Años más tarde cuando una noticia en el períodico anunciaba el fallecimiento de JOSÉ RAMÓN LÁZARO BENCOMO (DELARRA) caí en el detalle olvidado del Monumento Villaclareño, y aparecía ante mí un artista casi anónimo con una obra inmensa. Hoy que se cumplen 10 años de la desaparición física de Delarra quiero homenajear al héroe de los espacios, al cubano que legó a nuestros descendientes obras que admirar.

José Ramón de Lázaro Bencomo (DELARRA) (San Antonio de los Baños, 1938- La Habana, 26 de agosto de 2003)

Comenzó sus estudios de escultura en 1949 en la escuela de arte de Villate y luego amplía sus estudios en San Alejandro. Pero antes de graduarse, se ve precisado a abandonar el país por la persecución de algunos sicarios de Batista que “tienen su vista puesta” en el joven escultor hijo de un zapatero comunista. Sin embargo, el periplo europeo que interrumpió en 1959 para regresar a su patria, le valió las enseñanzas de grandes escultores como José Clará (en Barcelona) y Vistorio Macho en Toledo, o prácticas artísticas como ser copista en el Museo del Prado de Madrid, o ayudante y alumno del escultor Antonio Berti en la Escuela de Bellas Artes de Florencia. Visita otros países europeos como Holanda, Alemania, Bélgica. Esta experiencia en sus años de formación, a la que se suman profesores como Sicre, o su trabajo como ayudante de Fernando Boada, no fueron para DELARRA sino el impulso y la motivación para buscar una forma de decir propia, que no se conformó nunca con la pertenencia a una corriente estilística en particular, sino expresada a través de la experimentación y la incursión en diferentes campos de la plástica.

Una de sus mayores influencias, serían sin lugar a dudas, la obra monumentaria de Teodoro Ramos Blanco y de Juan José Sicre, y sus mayores inspiraciones para incursionar desde los comienzos mismos de su carrera, en la escultura pública conmemorativa.

En la década del 60 se aventura en múltiples exposiciones didácticas en escuelas, fábricas, parques: desde el Parque Central de La Habana, hasta el parque de Güira de Melena, que serían testigos de una exposición móvil que él tituló de “escultura revolucionaria” para que el pueblo conociera esa manifestación del arte a la par que hace demostraciones prácticas de cómo se crea una escultura. Incursiona en la cerámica, la ilustración gráfica, el grabado: es uno de los fundadores del Taller Experimental de Gráfica de La Habana, hace varias exposiciones de litografías sobre diversos temas y apuntes, los más sobresalientes tienen como tema el caballo, que es uno de sus asuntos más recurrentes: el animal no sólo como fuerza y belleza aerodinámica, sino como protagonista de nuestras luchas independentistas y de la nacionalidad cubana.

Obtiene numerosos premios en esta época: el primer premio del concurso que convocó la Universidad de La Habana para dotar de una escultura de Rubén Martínez Villena a la Biblioteca Central de ese centro de estudios. Profesor y director de San Alejandro, Director de Artes Plásticas de la provincia de La Habana, creador de centros de cultura, conferencista, entre otras muchas facetas.
Sin embargo, cuando decimos DELARRA, se piensa siempre en sus monumentos: la cabeza monumental de Engels en Pinar del Río, la figura ecuestre del Generalísimo Máximo Gómez en Camagüey, el monumento al descarrilamiento del tren blindado en Santa Clara, o las plazas de la revolución de Bayamo y Holguín.

Aunque estilísticamente su obra es eminentemente figurativa, tiene algunas interesantes soluciones abstractas: el monumento al descarrilamiento del tren blindado, incorpora los vagones del tren como esculturas y grandes cuñas de hormigón, algunas de 15 metros se proyectan contra ellos para representar la acción rebelde, o las bombas lanzadas en la batalla, todo mediante figuras geométricas.


Su labor no se circunscribe al suelo patrio: Siempre basándose en amplias investigaciones de carácter histórico, en una simbología que nunca fue hermética, siempre buscando información fotográfica y hasta de reliquias personales de los héroes que representó, trataba de comunicar al espectador la historia del personaje que esculpía, de forma que los valores estéticos se sumaran al contenido simbólico, como una unidad.

jueves, 22 de agosto de 2013

El General de Tres Guerras: Quintin Banderas

Si algo nos enseñaron bien a los cubanos que iniciaron sus estudios primarios después de los años 60 del siglo pasado es el valor de los mambises, al menos para mí las clases de historia era como entrar al cine y ver batallas épicas de hombres sobre caballos donde blandir el machete y mantener sobre sus cabeza el sombrero de guano era un gesto como de divinidad, escuchar el llamado a degüello no parecía un acto terrible en el que valientes cubanos montados a pelo cargaban contra militares de academia o quintos españoles, cuando nos enseñaban las hazañas vividas en los campos cubanos donde agotadas las posibilidades de una independencia pacífica era necesario el coraje de la guerra, siempre destacaba la figura de Antonio Maceo, pero la historia de la manigua cubana es más que Los Maceo, es también la vida de muchos hombres anónimos y otros que como el Titan de Bronce hasta el último segundo de sus vidas fueron consecuentes con sus ideas como el General Quintin Banderas, quien el 23 de agosto de 1906 es asesinado, luego de haber luchado en casi todas las Guerras Mambisas y oponerse al gobierno de Tomás Estrada Palma.

José Quintín Banderas Betancourt quien nació, el 30 de octubre de 1834. Hijo de padres negros y libres. Su casa se identificaba con el número 6 en la calle Rastro entre San Antonio y San Ricardo, muy próxima del barrio de Los Hoyos en Santiago de Cuba.

Participó en numerosos combates en las tres guerras de independencia. En el año 1850, mostró las primeras inquietudes contra la dominación colonial y se vinculó con las actividades conspirativas junto a los coterráneos Hilario y Manuel Cisneros, José Valiente, Francisco Oberto, Pedro Santacilla, Cayetano Hechavarría y Francisco de Paula Bravo, Comandante retirado de las milicias venezolanas.

Durante la guerra de los Diez Años se unió a las fuerzas del General Donato Mármol en Palma Soriano y se incorporó a la Brigada de Cambute, dirigida por el General de Brigada Jesús de Jesús Pérez. El 13 de enero recibió el grado de Cabo, estando subordinado directamente al entonces Capitán Limbano Sánchez. En ese mes participó en la toma de El Cobre. Más tarde se encontraba entre los que apoyaron la expedición del vapor Perrit. Posteriormente recibió el ascenso a Sargento de 1ra.

En 1870 fue nombrado comisionado en las costas de Santiago de Cuba y sus alrededores, con grado de Alférez. Reincorporado a filas, intervino en los combates de Caoba, en agosto de 1871 Rejondón de Báguanos. Al año siguiente fue ascendido a Teniente y luego a Capitán. Se destacó en los combates de Tubacao, Sábalo, La Yaya, Hongolosongo, así como en el ataque a Guisa.

En su constante quehacer de insurrecto mambí, en noviembre de 1875 llegó a Las Villas como jefe de infantería de un contingente de orientales que, bajo el mando del General Manuel de Jesús Calvar, marchó a esa provincia para reforzar a las tropas invasoras del General Máximo Gómez. El dos de marzo de 1876 obtuvo el grado de Comandante.

En los nueve meses que permaneció en esa campaña participó, entre otras, en las acciones de Turiguanó, María Jigüe, Estero de Morón y el ataque a Ciego de Ávila. De regreso a la provincia oriental, se puso bajo las órdenes del Coronel Leonardo Mármol, quien le confió la misión de asegurar las comunicaciones entre Santiago de Cuba y el Cuartel General del Ejército Libertador.

El 15 de febrero de 1878, el General Antonio Maceo lo destinó al Regimiento de Infantería de Santiago con grado de Teniente Coronel. Participó en la Protesta de Baraguá, después de la cual intervino en algunas acciones combativas. Por último recibió la orden de custodiar al gobierno provisional de Manuel Calvar hasta su disolución, el 21 de mayo de 1875 en Loma Pelada. Capituló cuatro días después en el poblado de San Luis.

Fue protagonista, junto con Guillermón Moncada y José Maceo, de los sucesos del 26 de agosto de 1879 en las calles de Santiago de Cuba, los cuales dieron inicio a la Guerra Chiquita. En esta etapa sus principales acciones fueron las de Guisa, Auras, Manzanillo, Bueycito y Yabazón.

Concluida esta contienda partió para Jamaica en unión de Guillermón y José Maceo, el cuatro de junio de 1880. Violando las garantías ofrecidas por el régimen español, uno de sus cañoneros detuvo el vapor en que viajaban, ya en alta mar, y fueron conducidos a Puerto Rico. Luego los remitieron a España. Después de tres meses en la prisión de Cádiz, Quintín Banderas fue enviado al castillo de Mahón, en las Islas Baleares, junto con otros patriotas. Lo indultaron en 1886. En 1890 participó en la fallida conspiración conocida como La Paz del Manganeso.

Figuró entre los organizadores de la Guerra del 95 en la región de Santiago de Cuba, donde se alzó el 24 de febrero de 1895 con el mismo grado de Teniente Coronel con que terminó la Guerra del 1868.

Cuando la ocupación norteamericana el 15 de febrero de 1899 la Comisión Ejecutiva de la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana acordó reconocerle el grado de Coronel con fecha de antigüedad del 11 de julio de 1897, y el de General de Brigada desde el 21 de enero de 1895 y le reconoció, en sesión celebrada una semana más tarde, la antigüedad en el grado de General de División desde el 11 de noviembre de 1896.

Al concluir la Guerra de Independencia, debido a la oportunista intervención de las tropas estadounidenses en 1898, se radicó en la capital cubana y formó familia. El 27 de junio de 1901, con 68 años de edad, contrajo nupcias con la joven Virginia Zuaznábar y de dicha unión nacieron cinco hijos.

Durante la ocupación militar norteamericana y en los primeros años de la República sufrió las consecuencias del desempleo y la discriminación racial. En esa época, el 19 de agosto de 1906 se alzó contra la reelección del presidente Tomás Estrada Palma, sus principales acciones consistieron en el asalto al tren Habana-Guanajay y la requisa de armas y víveres en las zonas de El Cano, Wajay y Arroyo Arenas.

El destacado General de División mambí, Quintín Banderas como consecuencia de una delación, es sorprendido por fuerzas del gobierno de Tomás Estrada Palma y asesinado el 23 de agosto de 1906.

Quintín se refugiaba en la finca “El Garro”, situada entre Arroyo Arenas y El Cano. Con un trabajador de la hacienda le envió una carta al propietario para que solicitara un salvoconducto al Gobierno. Los soldados de Estada Palma, rodearon el sitio y se detuvieron ante Quintín quien les dijo sonriente: “¡Esto se acabó ya, muchachos! ¡Yo sabía que ustedes venían a buscarme con el papel del gobierno!".

Tras escuchar la orden de darle muerte se encaró con los asesinos les recordó que venía luchando por la libertad de Cuba desde 1851. Entonces le dieron un tiro y lo cubrieron a machetazos, luego dispararon infinidad de tiros al aire para simular un combate. La tradición oral afirma que el cuerpo del General recibió cuatro balazos y siete heridas de arma blanca, una de ellas en pleno rostro.


El presidente Estrada Palma prohibió enterrarlo en tumba propia y que se le colocaran flores y se ordenó luego arrojarlo a una fosa común. El Padre Felipe Augusto Caballero colocó sobre la tumba su propio epitafio para identificarla y luego se lo comunicó a la viuda de Quintín con las siguientes palabras: “Ese es mi nombre, señora. Se ha hecho justicia con el general. Sus hijos no perderán los restos de su padre".