A quienes estudiamos el preuniversitario en el IPU Onelio Dampiel de
Regla y no éramos de la vecindad nos acercábamos a ese Municipio día a día e
incorporamos su cultura como nuestra, paseábamos por el emboque para tomar la
lanchita, nos sentábamos frente a la iglesia a la sombra de un enorme árbol y
veíamos las ofrendas que los transeúntes dejaban a la Virgen, nos alistábamos a
visitar el parque, los museos y el Liceo Artístico y Literario que fue
inaugurado por José Martí en febrero de 1879, con estos antecedentes ilustres
Regla se nos presentaba como un pueblo mágico en el que el olor a mar distingue
la vida de todos. Pero Regla es un pueblo con historias que van desde el
sincretismo y arraigo africano de Cuba hasta la ofrenda de vida de jóvenes
durante la lucha previa al 1ro de enero de 1959, los hechos sucedidos el 12 de
septiembre de 1958 vinculan al ultramarino pueblo de Regla con los predios de
San Miguel del Padrón, es en la calle Rita No. 451 del reparto Juanelo que caen
asesinados los “Mártires de Regla”, este hecho tiene su antecedente el secuestro de la Virgen de Regla el 5 de
septiembre de 1958 por el Movimiento 26/7 que por ese entonces contaba entre
sus filas a los jóvenes Albero Álvarez Díaz,
Leonardo Valdés Suárez, Onelio Dampiel Rodríguez y Reinaldo Cruz Romeo quienes
fueron víctimas de una delación de uno de sus compañeros que no resistió los embates de la tortura.
La lucha de estos jóvenes se va canalizando desde la repartición de
propagandas subversiva, participación en manifestaciones de protesta,
colocación de banderas rojinegras en distintos lugares del pueblo y en centros
de trabajo, roturas de vidrieras, mítines de relámpagos, acopio y traslado de
armas, prácticas de tiro, hasta caer de lleno, más directamente en la acción y
sabotaje. Así llevaron a cabo quema de garajes en Regla y Guanabacoa, sabotajes
al acto de toma de posesión como candidato a la presidencia de marques Sterling
en la Artística Gellega, así como el baile de los 15 de la hija del Capitán de
Ejercito que se celebrara en el Centro Español de Regla, donde de un botellazo
tuvieron que romperle la cabeza a un chivatón que trató de identificarlos.
Agentes sanguinarios y chivatos despreciables conocieron de la justicia
revolucionaria a manos de éstos jóvenes.
El Liceo de Regla, fiel a su tradición resultó ser un importante centro
de conspiración donde se reunían jóvenes con inquietudes revolucionarias y
algunos ya integrantes del Movimiento 26 de julio, como es el caso de Alberto
Álvarez Díaz, miembro de la Junta Directiva de esta sociedad y entrenador del
equipo liceísta de básquet “La Rosa Blanca”.
Alberto, junto a un grupo de revolucionarios, organiza la acción más
importante: el famoso secuestro de la Virgen de Regla, el 5 de septiembre de
1958, que ocultaron en Cojimar, acción que tenía como objetivo principal
demostrar que el momento no era de celebraciones (las Fiestas Patronales se
celebraban por esos días), sino de lucha contra la dictadura batistiana que
estaba empeñada en dar una imagen de paz y tranquilidad para tratar de opacar
la lucha insurreccional. La víspera del día 8, por la noche se llevó a cabo un
plan de apagones y roturas de vidrieras. Esta acción generó un refuerzo de la
acción represiva policíaca creándose el pánico en la población.
El ajusticiamiento del chivato Manolo, el relojero, llevado a cabo el día
11 por la noche ensoberbeció a la jauría que, frenética, invadió los
alrededores con más de veinte perseguidoras. Ventura, el más sanguinario de
todos, en gesto de impotencia por no poder dar con los autores de la acción
revolucionaria detienen a Gilberto Soliguera, cuñado de Maño y que nada tenía
que ver con los acontecimientos que estaban ocurriendo en el pueblo, se lo
lleva a la plazoleta de Cojimar, y allí lo asesinan para después tirar su
cadáver frente a la casa donde vivía el chivato ajusticiado. También detienen y
se lleva consigo a otro sujeto conocido como “Popeye”, que horas antes
pertenecía a la estirpe de revolucionarios y que por cobarde horas después
entró a formar parte de los delatores y traidores.
Desde hacía 4 meses el grupo estaba instalado en el del Reparto Juanelo.
En carta que Reinaldo escribe a un compañero días antes de su muerte, relata
las penalidades, privaciones, las dificultades para pagar el alquiler, que un
mes lo había resuelto la mamá de Alberto, que otro mes lo había liquidado con
la venta de su reloj y para asegurarse alguna entrada para los meses siguientes
se había lanzado a las calles de su pueblo acompañado de su pistola 45 para
recabar la contribución de 50 centavos semanales entre los comerciantes
conocidos.
El día 12 de septiembre, a las cuatro de la madrugada, tocan a la puerta
del apartamento y se oye la voz que dice: “Soy yo, Popeye”. Al abrirse la
puerta aprovecharon los esbirros para entrar y sorprender al grupo que allí
dormía, además de estos jóvenes se encontraban Lydia Doce Sánchez y Clodomira
Acosta Ferrales ambas combatientes y mensajeras del Ejército Rebelde. Después
de brutal golpiza fueron acribillados a balazos Alberto Álvarez, 21 años de
edad; Leonardo Valdés, 23 años; Onelio Dampiel, 22 años y Reynaldo Cruz, 20
años.
En las ropas de Alberto encontraron una poesía de Raúl Ferrer que en una
de sus estrofas dice:
Mientras me quede una palabra, una mirada, un gesto
De ninguna manera me voy a descuidar
Porque quiero caer hacia mi pueblo,
y no quiero, y no puedo fallar
Así cayeron los inolvidables compañeros Albero Álvarez Díaz, Leonardo
Valdés Suárez, Onelio Dampiell Rodríguez y Reinaldo Cruz Romeo, que con su
dignidad y decoro, con su coraje y valentía quedaron unidos para siempre en las
páginas de la historia que los convirtió en “LOS MÁRTIRES DE REGLA”.
Fuentes:
http://www.radiociudad.islagrande.cu/mihabana/municipios/regla.html
http://www.regla.sancristobal.cult.cu
http://www.gabitogrupos.com/LACUBADELGRANPAPIYO
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