miércoles, 16 de octubre de 2013

EL PAN NUESTRO DE CADA DIA.

El pan ha sido el único alimento en la dieta de muchos en el mundo, para los cubanos el pan es algo así como el componente mágico del día, un cubano puede no tener leche, jugo, frutas, huevos, pero un cubano no tener el pan del día es algo que lo convierte en un ser sin sustento. Si a algo es leal el cubano es al pan, ya sea el pan por la libre, el pan por la libreta, el pan en divisa, el pan de la bodega, el pan de la panadería, el pan de la Gran Vía, el pan de La Flora o el de Silvayn. La lealtad del cubano al pan trasciende las fronteras, si vas a trabajar o a visitar a tus familiares al extranjero las entradas a las panaderías foráneas te convierten en un espécimen, la variedad es tal que no te decides por ninguno, ni pan francés, ni italiano, ni croissant, ni cuernito, ni bolillo, ni danés, ni milongas, ni ciabatas, ni baguette, siempre terminas visualizando en tu mente la flauta crujiente o el pan blandito como le decían mis abuelos a la variante de pan suave.

Si de pan se trata para la historia de nuestra isla empieza con los indios que consumían de preferencia el casabe de yuca o la tortilla de maíz, el consumo del pan cubano pasa por la llegada del pan con levadura traída por los españoles, la influencia de los panes kosher sin levadura de los emigrantes judíos y la más autóctona manera de hacer panes sin marcas ni nombres por los maestros panaderos cubanos en los más recónditos o hermosos lugares de la isla.


En la internet pululan recetas de pan cubano, ninguna se acoge a la más absoluta verdad, porque la verdad verdadera del pan nuestro de cada día es como descifrar una profecía de Nostradamus. 

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